El ejemplar sufría de una infección interna aguda, la cual causo su muerte
El Instituto para la Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas del Estado de Quintana Roo (Ibanqroo) informó mediante un comunicado el fallecimiento del manatí Pompeyo, ejemplar que había sido liberado en noviembre de 2023 a la vida silvestre, tras dos años de cuidados especiales en el Centro de Atención y Rehabilitación de Mamíferos Acuáticos (CARMA).
De acuerdo con la Red de Atención a Varamientos de Mamíferos Marinos para las Costas del Estado de Quintana Roo, de la cual forma parte el Ibanqroo, el pasado 2 de marzo habitantes de la comunidad Raudales, perteneciente al municipio Othón P. Blanco, reportaron el recale del cuerpo de un manatí en sus costas.
Al acudir personal especializado, confirmó que se trataba del manatí Pompeyo, logrando identificarlo por sus características físicas, marcaje con cinturón y el rastreador que portaba. En su cuerpo no se encontraron lesiones, escoriaciones ni hematomas visibles; se procedió a su traslado para practicar los exámenes médicos post mortem que determinarían las causas de su deceso.
Mediante la necropsia correspondiente se detectó que Pompeyo sufría de una infección interna aguda, siendo esa la causa de su muerte. El manatí fue rescatado cuando era un bebé y criado en cautiverio por personal de la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente de Quintana Roo en el Centro de Atención y Rehabilitación de Mamíferos Acuáticos ubicado en la localidad de Laguna Guerrero, municipio de Othón P. Blanco.
“Pompeyo fue un manatí resiliente, vivaz y carismático, que sobrevivió a pesar de las pocas probabilidades que tenía cuando fue encontrado y tuvo la posibilidad de volver a su hábitat natural, así como conocer y socializar con otros organismos de su especie”, señala el comunicado del Ibanqroo.
La dependencia recuerda que tras su regreso a su hábitat se le vio muy cerca de la estación de campo de la Reserva Estatal Santuario del Manatí-Bahía de Chetumal, acompañado incluso de otros ejemplares de su especie en vida libre, “dando cuenta de la adaptabilidad que Pompeyo había tenido y el éxito del cuidado recibido, donde se ponderó el mínimo contacto humano, pero bajo atención y supervisión permanente”.